EL PODER DEL SONIDO Y LA CONCIENCIA

Cuencos estilo Tibetanos hechos a mano.

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RECTÁNGULOS AUREOS SONOROS
Símbolos Sagrados

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Cuenco realizado a mano mediante antiguas técnicas de forjado a martillo, afinado en sus armónicos para aplicaciones terapéuticas, meditación o uso personal. Está compuesto por una aleación del 70% de cobre y 30% de zinc.

El método de forjado a martillo de los cuencos tibetanos se sitúa por encima de los métodos industriales, como la fundición, el torneado por repusaje o el embutido profundo. Este método artesanal, donde cada pieza es única y lleva grabada a fuego el espíritu de la mano del hombre en lugar de las huellas de una máquina, es el original y por excelencia utilizado en la fabricación de los cuencos tibetanos.

Gracias a las propiedades mecánicas de los materiales utilizados, la técnica de forjado a martillo refina la estructura interna del metal, mejorando así sus propiedades naturales de sonoridad y vibración.

Partiendo de un disco de metal calentado en fragua y conformado a golpes de martillo, el maestro artesano logra la forma deseada. La pureza de sonido y la profunda vibración de estos cuencos los distinguen como piezas únicas y exclusivas.

El trabajo de forjado mejora las propiedades de los metales, refinando la estructura interna del material con cada golpe y proporcionando un cuenco con mejores propiedades sonoras y de vibración. Además, se pueden obtener cuencos más livianos que pueden sostenerse cómodamente con la mano, a diferencia de los cuencos fabricados por fundición. Este método también permite obtener frecuencias más bajas, alcanzando óptimas frecuencias para el trabajo terapéutico.

Estos cuencos son ideales para el masaje sonoro debido a su potente y profunda transferencia de vibración hacia todos los rincones del cuerpo. Generan una cantidad de armónicos por debajo de su nota fundamental, lo que produce una profunda relajación mental y espiritual al ejecutarlos en baños sonoros. Son óptimos para trabajar en el agua como complemento de baños vibro acuáticos, como las técnicas de Watsu y Aguahara, y son únicos y exclusivos.

Los beneficios de la terapia de sonido incluyen efectos a nivel físico, como alivio de dolores de cabeza, musculares o de espalda, drenaje de varices, regulación de la presión arterial, relajación en casos de lumbalgia, alivio de problemas digestivos, combate de la fibromialgia y la fatiga crónica, y ayuda contra los trastornos del sueño. A nivel emocional y mental, reduce la ansiedad, disminuye la angustia, ayuda a liberar emociones reprimidas, trata la depresión y la tristeza, y mejora la concentración y la creatividad. Además, calma y serena la mente, brinda paz interior y conexión con la sabiduría interna, aumenta la sensación de bienestar al armonizar y equilibrar todos nuestros sistemas, y ayuda a contactar con los niveles más profundos del ser, propiciando estados alterados de consciencia.

En cuanto a las contraindicaciones, hasta que no se realicen más estudios sobre el uso del sonido en la sanación, se recomienda no utilizarlo durante los tres primeros meses de embarazo, en casos de piedras en el riñón y la vesícula, en caso de haber sufrido embolias, en caso de llevar prótesis, marcapasos, DIU, implantes dentales o electrónicos, y en casos de esquizofrenia o psicosis. Se sugiere también tener en cuenta cualquier otra dolencia que la experiencia e intuición puedan indicar.

Fabricado por Alberto Calatrava, Orfebre y Monje Zen.

«El futuro de la nueva medicina ya es hoy y ha llegado a través de los sonidos armónicos. Sus beneficios terapéuticos son una realidad. Es urgente otorgarle un lugar destacado en el universo de las medicinas naturales y limpias, y cada centro de salud debería ofrecer su espacio para las terapias vibracionales.»