Los Cuencos Tibetanos como instrumentos de diagnóstico

Los cuencos tibetanos son además sensibles a la información que le envía el cuerpo a través de los diferentes índices de frecuencias de sus órganos y sus centros energéticos.

El cuenco se sintoniza con una parte del cuerpo físico o energético. Bajo el principio de resonancia entabla un diálogo con éste. Percibe el estado de su carga energética y de su armonía, detectando bloqueos o no, si las puertas y conductos energéticos están cerrado o no, o falta de energía en general.

Así como se utiliza el péndulo, las varillas, y otras herramientas en radiestesia, – disciplina que consiste en la utilización de determinadas herramientas para medir y modular las variantes del campo energético – bajo este principio funcionan los cuencos a la hora de diagnosticar el estado saludable del cuerpo.

Es una propiedad sutil de los cuencos donde el terapeuta debe ser muy experimentado para saber identificar cuando un cuenco indica una anomalía o desorden energético.

El cuenco activado, es decir sonando, se sintoniza con cada parte del cuerpo y cuando pasa por zonas bloqueadas energéticamente por el mismo principio de resonancia la fuerza del sonido y la vibración decae, como si le fuera sustraída por esta zona desarmonizada. Por una tendencia natural o instinto de supervivencia toma o bebe del sonido y la vibración armónica para restablecer la propia.